miércoles, 12 de septiembre de 2018

Imágenes hechas poesía en la exposición de Evaristo Palacios en el CEART
Hasta el 26 de septiembre acoge la muestra 'Mes caprices'



Los cuadros de puertas de casas rurales son una seña de identidad de su obra.


Fuenlabrada

El pintor fuenlabreño, de reconocido prestigio, vuelve a sorprendernos con 40 cuadros al óleo, además de una obra gráfica, en la que reinterpreta sus temas fetiches, que tantos premios le han reportado. Paisaje urbano, composiciones o sus tradicionales primeros planos de puertas de casas rurales, por las que el tiempo ha dejado su impronta, imágenes muy cercanas al hiperrealismo, siguen sorprendiendo al que visita esta muestra en la sala C del Centro de Arte ‘Tomás y Valiente’ de Fuenlabrada. Una exposición variada, con colores cálidos e imágenes llenas de nostalgia, en una temática variada, según nos cuenta el propio autor.

Evaristo Palacios sabía desde su infancia extremeña que quería ser pintor. “Tenía pintores en la familia, les admiraba y yo quería ser como ellos, de hecho iba siempre con un bloc de dibujo para pintar lo que me llamara la atención”. Reconoce que su formación es ecléctica, siempre con “ansias de investigar”. Desde hace 30 años tiene una Academia de Pintura en Fuenlabrada  Academia de Pintura Punto de Fuga por la que han pasado más de 2.000 alumnos. Y si de cifras se trata, ahí están sus más de 100 obras premiadas en distintos certámenes de pintura de toda España. Una muestra de calidad, reconocida por alumnos y crítica que hace que no debamos perdérnosla porque nos acerca a la pintura más auténtica.

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Evaristo Palacios, Pintor

“La pintura de Evaristo Palacios (Torrecillas de la Tiesa, Cáceres, 1956) recoge la luz de y el color del entorno con gran delicadeza, descubriendo en los más variados rincones la belleza de lo cotidiano. De esta manera, canales, aguas recogidas, tejados, viejas callejuelas y herrumbrosas casas, se convierten en el punto de arranque de una reflexión plástica que no se fija en el dato visible para copiarlo, sino para reinterpretarlo según una personal escala de valores tonales.
Sus paisajes no recogen el perfil duro de las formas ni la uniformidad de sus colores. Al contrario, intentan reflejar la sutil neblina que las envuelve en el complejo momento del cambio, donde la luz vira hacia otros modos y los colores se desintegran en un complejo abanico de tonalidades. Y todo ello lo consigue el artista cacereño con una ejemplar utilización de ocres, azules y blancos, sabiamente elaborados y dispuestos sobre el lienzo.
Este modo que venimos describiendo otorga a la pintura una poderosa sugerencia o capacidad evocadora, cargada de silencios nunca rotos por la presencia humana. Podría decirse que el autor limpia la mirada de todo elemento anecdótico y se centra en la esencia del paisaje que, como tamizado por la experiencia fugaz del recuerdo, se revela con la presencia de lo verídico. Pues si bien la pincelada descompone en ocasiones determinados aspectos
de la composición, siempre permanece inmutable la estructura sintética de lo observado.”

Carlos Delgado - El Punto de Las Artes - Nº 797 septiembre, 2005